Las hormigas representan una amenaza por varias razones que impactan tanto la salud humana como el entorno. En primer lugar, algunas especies son portadoras de bacterias y patógenos, lo que puede contaminar alimentos y superficies, aumentando el riesgo de enfermedades. Además, ciertas hormigas, como las carpinteras, pueden causar daños estructurales significativos al construir sus nidos en madera, debilitando edificaciones. Otras especies dañan cultivos y jardines, afectando la producción agrícola y el equilibrio ecológico. La capacidad de algunas hormigas para formar grandes colonias y su adaptabilidad a diversos entornos las convierte en plagas difíciles de erradicar, causando molestias y pérdidas económicas.
Las hormigas, aunque a veces parezcan inofensivas, pueden representar una amenaza para la salud pública y la seguridad alimentaria cuando llegan a convertirse en plaga.
Las hormigas pueden desplazarse por zonas contaminadas (basureros, desagües, etc.) y, posteriormente, caminar sobre alimentos o superficies de cocina, lo que facilita la transferencia de bacterias y otros microorganismos (por ejemplo, Salmonella, Escherichia coli o Staphylococcus aureus).
Esto aumenta el riesgo de enfermedades gastrointestinales y otras infecciones en personas que entren en contacto con los alimentos o utensilios contaminados.
Algunas especies de hormigas (como las hormigas rojas de fuego, Solenopsis invicta) pueden infligir picaduras dolorosas y, en casos extremos, provocar reacciones alérgicas graves en personas sensibles.
Aunque en la mayoría de los casos solo causan irritación, es importante considerar el riesgo en niños pequeños, personas mayores o con alergias preexistentes.
Las hormigas buscan constantemente fuentes de alimento y pueden invadir cocinas, alacenas y áreas de almacenamiento, contaminando los productos.
Incluso si no llegan a transmitir enfermedades, al entrar en contacto con los alimentos, los vuelven inservibles por la falta de higiene.
Para la industria alimentaria, una infestación de hormigas puede ocasionar pérdidas económicas considerables y violaciones de normativas de seguridad alimentaria.
Algunas especies de hormigas (como las carpinteras, Camponotus) pueden excavar madera para construir sus nidos.
Si la infestación se localiza dentro de estructuras de madera, se compromete la integridad de muebles, vigas y otras partes del inmueble, provocando daños costosos a largo plazo.
Las hormigas se reproducen a gran velocidad y pueden crear múltiples colonias satélites. Una vez que la plaga está asentada, resulta más difícil de controlar y erradicar.
La sobrepoblación de hormigas incrementa la probabilidad de que se conviertan en portadoras de microorganismos patógenos y que causen daños en mayor escala.
Ciertas especies de hormigas protegen a plagas agrícolas (por ejemplo, pulgones) a cambio de su melaza, favoreciendo la proliferación de otros insectos dañinos para cultivos y plantas ornamentales.
Algunas hormigas pueden diseminar semillas de plantas invasoras o desplazar a especies locales, afectando el equilibrio ecológico en zonas de cultivo.
En entornos comerciales (restaurantes, hoteles, almacenes de alimentos, etc.), la presencia de hormigas puede acarrear sanciones por parte de las autoridades sanitarias.
Además, una infestación impacta negativamente la imagen de un negocio que maneja productos alimentarios o que ofrece servicios de hospedaje.
Tamaño y apariencia
Obreras muy pequeñas, miden entre 1,5 y 2 mm.
Coloración que va desde amarillo pálido hasta café claro, casi translúcido.
Antenas con 12 segmentos y una cabeza proporcionalmente grande en relación con el cuerpo.
Hábitat
Muy frecuente en entornos urbanos y lugares cálidos; pueden anidar en grietas de paredes, detrás de azulejos, dentro de aparatos electrónicos, etc.
Prefieren zonas cercanas a fuentes de agua y alimento, por lo que se encuentran en cocinas, baños y hospitales.
Comportamiento
Forman colonias numerosas, con múltiples reinas (poliginia), lo que facilita su rápida expansión.
Son oportunistas y se alimentan de una variedad de productos: carnes, dulces, residuos orgánicos, etc.
Ciclo reproductivo
Cada colonia puede albergar varias reinas, lo que incrementa su capacidad de reproducirse y expandirse.
No suelen hacer vuelos nupciales muy notorios porque a menudo la reproducción se da internamente cuando colonias se dividen.
Impacto en la salud humana
Se desplazan sobre superficies y alimentos, aumentando el riesgo de transmisión de bacterias como Salmonella y Staphylococcus.
Pueden ser una plaga en hospitales, donde contribuyen a la propagación de patógenos.
Tamaño y apariencia
Las obreras miden entre 2 y 3 mm de largo.
De color marrón claro, a veces con el abdomen ligeramente más oscuro.
Cuerpo esbelto, con una única protuberancia (nodo) en la cintura.
Hábitat
Muy adaptables; habitan tanto en zonas urbanas (jardines, casas) como en áreas rurales y agrícolas.
Suelen anidar en grietas del suelo, debajo de piedras, macetas y cerca de fuentes de agua.
Comportamiento
Forman grandes supercolonias con múltiples nidos interconectados (polidomía).
Son muy activas y agresivas contra otras especies de hormigas.
Se alimentan de sustancias azucaradas, insectos muertos y residuos.
Ciclo reproductivo
Al igual que la hormiga faraona, poseen colonias con varias reinas (poliginia), facilitando su expansión.
Pueden hacer vuelos nupciales, pero su gran éxito radica en la dispersión por escisión de colonias.
Impacto en la salud humana
Aunque sus picaduras no suelen ser dolorosas, invaden alimentos y superficies, contaminándolos con bacterias que portan en su cuerpo.
Pueden ser un gran dolor de cabeza en casas y negocios de alimentos por su persistencia.
Tamaño y apariencia
Tamaño variable, normalmente las obreras miden entre 6 y 13 mm de largo, y las reinas pueden ser aún más grandes.
Cuerpo robusto de color negro, marrón u otras tonalidades oscuras.
Su nombre común se debe a que “carpinterean” la madera para anidar, no porque se alimenten de ella.
Hábitat
Frecuentes en entornos boscosos, pero también invaden estructuras de madera en zonas urbanas (vigas, marcos de puertas, muebles).
Prefieren lugares con algo de humedad para excavar galerías dentro de la madera.
Comportamiento
Excavan túneles y cámaras en la madera para formar sus nidos, lo que puede provocar daños estructurales.
Generalmente no son muy agresivas con las personas, pero atacan si se sienten amenazadas.
Ciclo reproductivo
Las reinas aladas emergen para un vuelo nupcial, tras el cual se desprenden de sus alas y buscan un lugar adecuado para fundar una nueva colonia.
Pueden tardar varios meses en establecer colonias grandes.
Impacto en la salud humana
No suelen transmitir enfermedades de importancia para el ser humano.
Sin embargo, pueden causar daños considerables en estructuras de madera al excavar sus nidos, lo que implica costos de reparación.
Tamaño y apariencia
Las obreras varían significativamente en tamaño, desde unos 2 mm (obreras menores) hasta 20 mm (obreras soldados y reinas).
Coloración que va del marrón rojizo al marrón oscuro.
Mandíbulas muy potentes y notorias, diseñadas para cortar hojas.
Hábitat
Predominan en regiones tropicales y subtropicales, especialmente en zonas boscosas y áreas abiertas con vegetación.
Construyen nidos subterráneos y pueden tener grandes montículos de tierra alrededor de la entrada.
Comportamiento
Son famosas por cortar trozos de hojas y transportarlas a sus nidos para cultivar un hongo del que se alimentan.
Pueden defoliar rápidamente plantas y cultivos, convirtiéndose en una plaga agrícola seria.
Ciclo reproductivo
Una vez al año (o en condiciones favorables), emergen hembras y machos alados para el vuelo nupcial.
La reina fecundada inicia una nueva colonia cultivando el hongo que lleva en su boca desde la colonia madre.
Impacto en la salud humana
Normalmente no se consideran transmisoras de enfermedades a humanos; su principal impacto es económico y ambiental (defoliación de cultivos).
Las picaduras no suelen ser graves, aunque pueden doler.
Tamaño y apariencia
Las obreras varían entre 2 y 6 mm, con una marcada diferencia entre obreras menores y mayores (soldados).
Generalmente de color rojizo en cabeza y tórax, con el abdomen más oscuro.
Tienen un aguijón en la parte final del abdomen.
Hábitat
Anidan en suelos sueltos, a menudo cerca de áreas soleadas. Pueden verse montículos de tierra suelta alrededor de la entrada del nido.
Prefieren climas cálidos y húmedos, comunes en muchas regiones de Colombia.
Comportamiento
Muy agresivas; si el nido es perturbado, las obreras salen en grandes números y pican repetidamente.
Se alimentan de insectos, residuos de comida y sustancias dulces.
Ciclo reproductivo
Presentan vuelos nupciales; las reinas aladas salen en determinadas épocas para aparearse.
Después del apareamiento, la reina funda un nuevo nido y comienza a poner huevos, desarrollando la colonia.
Impacto en la salud humana
Sus picaduras son dolorosas y pueden causar reacciones locales, como enrojecimiento e inflamación.
En individuos sensibles (con alergias), pueden desencadenar reacciones más severas (hasta anafilaxia en casos extremos).
También contaminan alimentos al invadir cocinas o bodegas.
Acá te presentamos los principales signos de alerta que pueden indicar diferentes niveles de infestación de hormigas:
Presencia constante de hormigas:
Ver hormigas en áreas de preparación de alimentos, alacenas, baños u otras zonas de la casa de manera frecuente en pequeñas cantidades, puede indicar que hay un nido muy cercano
Senderos o “caminos” de hormigas:
Las hormigas dejan feromonas marcando rutas hacia la fuente de alimento. Observar un “camino” muy definido en paredes, pisos o bordes de ventanas es signo de que la colonia está activa y organizada.
Presencia de hormigas en puntos de transición entre el interior y exterior de tu hogar o empresa
Si notas que, a pesar de limpiar o eliminar temporalmente algunas hormigas, vuelven en poco tiempo, suele indicar que hay un nido cercano.
Hormigas aladas o “reproductores voladores”:
En ciertas épocas (sobre todo en condiciones cálidas y húmedas), las colonias producen hormigas aladas (reinas y machos) que salen a aparearse en vuelos nupciales.
Ver hormigas voladoras en interior es una alerta de que la colonia está madurando y expandiéndose.
Restos de materiales de nido o desperdicios cercanos a grietas:
Algunas hormigas, como las carpinteras, expulsan residuos parecidos a aserrín o maderas fragmentadas cuando excavan galerías.
Otras especies pueden arrastrar tierra o pequeños fragmentos a las entradas de sus nidos.
Contaminación de alimentos o superficies:
Encontrar hormigas dentro de envases, despensas o alimentos mal cerrados.
Notar puntos negros o excrementos en zonas de almacenamiento indica actividad repetida.
Daños visibles en estructuras (en caso de hormigas carpinteras):
Aparición de túneles en muebles o vigas de madera, con el consecuente debilitamiento de la estructura.
Acumulación de aserrín fino o “virutas” cerca de los agujeros de entrada.
Picaduras frecuentes o reacciones alérgicas:
En zonas donde hay hormigas agresivas (p.ej., hormigas de fuego), notar picaduras en personas o mascotas con más frecuencia es señal de un posible nido cercano.
Reacciones locales de inflamación o dolor son comunes, y en casos graves, puede desencadenar una respuesta alérgica mayor.
Prevención de plagas mayores:
Ignorar los indicios iniciales permite que la colonia crezca y se divida en colonias satélites, complicando el control.
Riesgos sanitarios y económicos:
Una gran infestación incrementa el riesgo de contaminación de alimentos, transmisión de bacterias y costos por daños estructurales.
Mayor esfuerzo y costo de erradicación:
Mientras más avanzada esté la plaga, más difícil y costoso es el tratamiento profesional (fumigación, sellado de accesos, etc.)
Para evitar la proliferación de hormigas y reducir el riesgo de infestaciones en hogares, negocios o industrias, sigue estas estrategias de prevención:
Eliminar restos de comida:
Barrer y trapear regularmente para eliminar migas y residuos de comida.
Limpiar debajo de electrodomésticos, mesas y estanterías.
Lavar platos y utensilios después de usarlos:
Evitar dejar platos sucios en el fregadero durante la noche.
Limpiar encimeras y mesas con desinfectante.
Gestionar bien los desechos:
Usar contenedores de basura con tapa hermética.
Sacar la basura con regularidad para evitar que las hormigas sean atraídas por olores fuertes.
Inspeccionar periódicamente:
Observar si hay senderos de hormigas en la cocina, baños o sótanos.
Identificar nidos cercanos en el jardín, paredes o rincones oscuros.
Aplicar tratamientos localizados:
Si aparecen hormigas ocasionalmente, usar cebos en gel o trampas específicas en lugar de aerosoles.
En caso de infestaciones severas, recurrir a fumigación profesional.
Actuar rápido ante los primeros signos:
Evitar que la colonia se expanda tomando medidas de inmediato.
Si una fumigación es necesaria, complementarla con prácticas de prevención para evitar el regreso de la plaga.
Revisar y cerrar grietas o rendijas:
Inspeccionar paredes, ventanas, puertas y tuberías para detectar pequeñas aberturas.
Usar silicona, cemento o burletes para tapar espacios por donde puedan entrar.
Colocar barreras físicas:
Usar burletes en puertas y ventanas para evitar que las hormigas ingresen.
En exteriores, mantener el jardín y la vegetación podados para que no sirvan como puente hacia la casa.
Usar envases herméticos:
Guardar productos como azúcar, harina, cereales y galletas en recipientes bien cerrados.
No dejar frutas o comida expuesta:
Colocar las frutas en el refrigerador o en recipientes cubiertos.
No dejar bebidas azucaradas abiertas.
Sellar fuentes de agua:
Reparar grifos con fugas y secar las superficies húmedas.
Evitar acumulaciones de agua en lavabos, baños y plantas en macetas.
La prevención es clave para evitar las infestaciones de hormigas. La combinación de limpieza, almacenamiento adecuado de alimentos, sellado de accesos y monitoreo constante ayuda a mantener el problema bajo control sin necesidad de recurrir a métodos más agresivos. Sin embargo, si la plaga persiste, es recomendable contactar a un profesional en control de plagas para una solución efectiva y duradera.